Ma Xiaoguang, vocero de la Oficina de Asuntos de Taiwán en Beijing, sostuvo que Taiwán «no tiene derecho a sumarse a Naciones Unidas», luego de que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pidiera una mayor inclusión de la isla en las instituciones de la ONU.
«Naciones Unidas es una organización intergubernamental compuesta por Estados soberanos. Taiwán es parte de China», les dijo a los periodistas Ma Xiaoguang, vocero de la Oficina de Asuntos de Taiwán en Beijing.
Blinken lamentó que Taiwán esté cada vez más excluido del escenario mundial y abogó por una participación de la isla en el «sistema de la ONU», en una declaración para marcar los 50 años de que la Asamblea General de la ONU votara la admisión de China al organismo, y marginara así a Taiwán.
China considera a Taiwán -donde huyeron los nacionalistas chinos tras su derrota ante los comunistas en 1949- como una provincia que debe ser reunificada, incluso por la fuerza si es necesario.
Ma subrayó que la República Popular China es «el único Gobierno que representa legalmente a toda China», y urgió a los dirigentes de Taiwán abandonar la idea de depender de Washington para alcanzar su independencia.
Lejos de esa pretensión, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, señaló que tenía «fe» en que Estados Unidos defenderá «la isla» frente a China.
En una entrevista, Tsai Ing-wen destacó «la amplia gama de cooperación con Estados Unidos con el objetivo de aumentar la capacidad defensiva de la isla».
Previamente Blinken consideró que una participación significativa de Taiwán en el sistema de la ONU «no es un tema político, sino pragmático».
El funcionario estadounidense opinó que la comunidad internacional enfrenta un número sin precedentes de temas mundiales complejos, y que resulta crítico que todos ayuden a enfrentarlos, incluidas las 24 millones de personas que viven en Taiwán.
Las tensiones entre la isla y el continente crecieron a su máximo nivel en décadas con la presidencia china de Xi Jinping, que rompió la comunicación oficial con Taiwán hace cinco años, tras la elección de la mandataria Tsai Ing-wen, quien enfatiza la identidad separada de la isla.
China, que ejerce el poder de veto en el Consejo de Seguridad, intensificó desde entonces sus esfuerzos para excluir a Taiwán de la comunidad internacional.
La tensión aumentó a principios de octubre, luego que Beijing realizara un número récord de incursiones con aviones militares cerca de la isla, en el denominado estrecho de Taiwán.
Ante esta situación, Taiwán saludó el apoyo de Blinken y su reconocimiento de que el país «es un socio vital de Estados Unidos y una democracia modelo».
«Su apoyo a la participación significativa del país en las actividades, mecanismos y reuniones de las agencias especializadas de la ONU es clave para abordar con éxito los desafíos globales», indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán en un comunicado.
Y a última hora, la mandataria confirmó la presencia de instructores militares del Pentágono en la isla, aunque aclaró que «no son tantos como cree la gente».
Xi Jinping adoptó un tono cada vez más fuerte respecto a la isla díscola, lo que acerca temores de una hipotética invasión.
En los años 50, la mayoría de los países reconocía a Taiwán, pero en las décadas de 1960 y 1970 quedó claro que Mao Tse-Tung, el revolucionario comunista padre fundador de la actual China, conservaría el poder, lo que hizo necesario establecer relaciones con Beijing.
En la actualidad, solo 14 naciones, todos países en desarrollo, y el Vaticano, mantienen lazos diplomáticos con Taiwán.